domingo, 20 de junio de 2010

La Habitación Azul (Yasmine Allas)


"Esta obra, cuenta la historia de una niña, Hedwig, que vive en una habitación azul, bajo la cama de su hermana Medina, una prostituta que cada noche recibe a los clientes en la habitación. Ninguno de ellos sabe de la existencia de Hedwig bajo la cama. La niña lo oye todo pero lo único que puede ver son los pies de los hombres. Con la ayuda de su fértil imaginación, Hedwig aprende a interpretar el mundo a través de la contemplación de esos zapatos que son su único contacto con el mundo adulto. Medina intenta proteger a la pequeña del exterior, y de..." y hasta aquí puedo escribir lo que reza la contraportada, porque si sigo escribiendo os estropearé el final del libro como me pasó a mí. Este es un ejemplo del daño que puede hacer el texto de algunas contraportadas, y más en este caso que en lugar de orientar te desorienta y además estropea el final del libro haciendo que lo sepas antes de empezarlo.

La historia de Hedwig comentada en la contraportada es sólo parte de una historia dentro de otra historia que es la novela en sí. Una novela sobre la soledad, con muchos personajes que se sienten solos y pocos que lo reconozcan. Al principio te desconcierta porque no estás leyendo lo que esperabas: una mujer que hacen picnic sobre la tumba de su madre, un padre que colecciona osos a los que habla como si fueran personas... pero luego te envuelve en las historias dentro de la historia. El conjunto es bueno, pero por partes tiene sus incongruencias que no voy a comentar para no estropear su lectura más aún. Se deja leer, te hace pensar, pero me parece una novela inconclusa, como que te sirvan una bebida en chupito en lugar de un vaso largo: sabe igual, pero se queda corto y depende del momento querrás más o no.

El Jinete de Bronce (Paullina Simons)


En aquella tarde aún cálida de Leningrado, ambos jóvenes intercambiaron por primera vez un poema de Pushkin, "El jinete de bronce", quizá sin querer creer todo lo que estaba ocurriendo: "Había un tiempo, nuestras memorias guardan sus horrores frescos y cercanos a nosotros, de este relato que ahora os cantaré, gentiles lectores, y será un relato doloroso". Delicadas palabras que no tardarían en diluirse con la efímera belleza de un minuto compartido, para convertirse en el más oscuro de los presagios.

Leyendo la contraportada poco te puedes enterar de este libro de 835 páginas que se lee volando. El 2 de Junio de 1941 Rusia entraba en guerra con los alemanes de Hitler, mientras que dos jóvenes se conocen y empiezan a enamorarse en Leningrado. Ella una pipiola primeriza y él un soldado del ejército ruso con muchos secretos. Parece una historia cursi, pero si lo fuera no habría sido capaz de acabar sus más de ochocientas páginas. Entre el romance de Tatiana y Alexander vamos conociendo el comunismo ruso que imperaba entonces, tanto lo bueno como lo malo, tirando más hacia lo malo. Conoceremos Leningrado y sus calles de entonces, por los paseos que dieron la pareja, y por el asedio a Leningrado, relatado con toda su crudeza de forma magnífica haciéndonos sentir intensamente el frío, el hambre, las sirenas de los bombardeos...
Una novela de amor en tiempos de guerra que te hace enamorarte de sus personajes, que te hará llorar si te dejas llevar tanto como me ha hecho llorar a mí, que muestra lo duro del comunismo del "camarada" Stalin y de la II Guerra mundial en territorio ruso, y que para mi gusto sólo flojea en la repetición de las escenas sexuales, pues hay una parte del libro en el que apenas pasa nada, sólo polvete tras polvete que podrían haberse resumido en menos páginas. Aún así esta parte no ocupa ni el 5% de la novela.
En resumen, una delicia agridulce muy bien escrita de la que hay dos partes más, probablemente no tan buenas o emotivas como ésta, pero ya caerán y contaré.