domingo, 17 de octubre de 2010

El abanico de Seda (Lisa Lee)


China, primera mitad del siglo XIX, cuando y donde sentían que era mejor tener un perro que una hija (y desgraciadamente creo que aún quedan rincones donde siguen pensando así). Ahí se desenvuelve esta historia de dos de aquellas niñas, Flor de Nieve y Lirio Blanco, desde su infancia hasta su vejez.

La autora no ahorra detalles. No olvida el cruento vendado de los pies de la mujer para poder agradar más a sus esposos y poder optar a una familia de mayor estatus. No olvida el aislamiento al que se sometía a la mujer, que vivía prácticamente todo el día en la habitación de arriba, sin poder hablar apenas del mundo exterior (el mundo de los hombres). No olvida el nu shu, el lenguaje secreto de aquellas mujeres, que hace de hilo conductor de las vidas de Flor de Nieve y Lirio Blanco.

Una novela tierna y dura a la vez. Blanda en ocasiones, pero rápida de leer, mostrando una muy correcta evolución personal de estas mujeres conforme envejecen. Una historia casi más de amor eterno que de amistad, a través de los golpes de una vida muy difícil que afectaba distintamente a cada una, pero hasta aquí puedo leer para no estropear los últimos capítulos, de una sensibilidad sublime, donde se nos recuerda que todos somos humanos, donde se nos recuerda cómo solemos actuar los humanos... y no digo más.

Resumiendo: una bella novela de lectura fácil si tienes un corazón fuerte, aunque te lo rompa al final

miércoles, 13 de octubre de 2010

Inés y la Alegría (Almudena Grandes)


Ay Inés, esa gran mujer que me ha acompañado durante tantas páginas... esa gran mujer que tanto me ha hecho llorar... no sé si por ella misma, por la alegría o por leer sobre esa nuestra guerra que siempre me hace arder por dentro y terminar llorando cada vez que leo algo de entonces.

Inés, una mujer de ficción creada por Almudena Grandes pero que para mí fue real desde que vi la fotografía de la portada del libro: una instantánea tomada durante la incursión republicana en el valle de Arán allá por 1944. Una fotografía de personas reales (anónimas para mí) que vivieron y sufrieron entonces; personas a las que he llamado con los nombres de los personajes de ficción de la novela de Almudena Grandes. Personajes que marcan tanto que al encontrar otras instantáneas de aquellos momentos en otros medios me encontré a mí mismo diciéndome: "¡Mira! ¡Aquí está también Comprendes! ¡Y este de aquí al lado es el Sacristán!"

No sé si con los demás lectores la autora ha conseguido lo mismo, pero a mí me metió de pleno en aquel episodio de una guerra interminable. Y es que la intención de Almudena Grandes es plasmar en 6 novelas (Inés y la alegría la primera) 6 episodios de nuestra guerra civil y la postguerra, desde el punto de vista de los que perdimos. Este primer episodio se centra en la invasión del valle de Arán por el ejército de la Unión Nacional Española, parte de los republicanos que se exiliaron a Francia durante y tras la guerra. Nos habla del antes, del durante y del después de aquel intento fallido de reconquista de España desde tres perspectivas distintas: la de Inés, la de Galán (ambas en primera persona) y la de la misma autora que a modo de ensayo nos explica las circunstancias y personajes que rodearon este episodio, cual gran profesora de historia que reconoce no pretender serlo. Siempre me encantó cuando mi profesora de Historia en el instituto nos explicaba su versión subjetiva de los hechos, avisando que quizá no todos estarían de acuerdo con lo que decía, pero que ella sentía por todo lo leído, visto y aprendido que fue así. Pues así nos habla Almudena Grandes en la parte de no ficción de esta obra, como una profesora maternal que nos explica y nos presenta lo que sucedió y los que sucedieron. Nos acerca a la Pasionaria como mujer de carne, hueso y corazón; a Jesús Monzón y Carmen de Pedro (los impulsores de la frustrada invasión); incluso a Franco, desde el punto de vista de su hermana y su padre.

Luego viene Inés, contando con la voz del pueblo lo que vivió. Narrando con numerosos saltos en el tiempo, como si fuera una anciana que vivió todo aquello y que va de un momento a otro quizá más vívido, sintiendo todo lo que va contando. A veces esos saltos en el tiempo te hacen perder un poco el hilo, pero te centras al poco. Antes aún si ves a Inés como una mujer que te narra todo lo que vivió cara a cara, pasando de una vivencia a otra según se le cruza por la mente, según le va crispando el coazón. La Inés del antes, la Inés del durante, la Inés del después. La Inés de los 5 kilos de rosquillas que me llena de lágrimas aún ahora (2 semanas de acabar de leer el libro) con su alegría.

Y más tarde llega Galán, el que era el Gaitero, con su sufrimiento antes, durante y después de la guerra. Pesares y alegrías también, desde la parte masculina de la historia. Con sus saltos temporales de nuevo que le hacen más humano al narrarte lo que vivió. A veces olvido que son personajes de ficción.

Esto es "Inés y la Alegría", un cúmulo de sentimientos. Reconozco que la tensión decae un poco a mitad de la historia, pero es ahí donde sin darte cuenta te vas encariñando con los personajes, no sólo con Inés y Galán, sino también con Comprendes, el Bocas, Montse, Lola, Adela (ay mi gran Adela)... incluso con Dolores, la Pasionaria, hecha mujer amante de Francisco Antón, un hombre más joven que ella. Y es que como dice Almudena Grandes repetidas veces en esta historia: "La Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales". La Historia inmortal nos mueve, nos vapulea, nos ningunea, pero a veces Ella tiembla y se quiebra cuando choca con el amor de los cuerpos mortales.


Inés, disfruta de la alegría, de tu esperanza. Vívela. Un beso muy grande

domingo, 20 de junio de 2010

La Habitación Azul (Yasmine Allas)


"Esta obra, cuenta la historia de una niña, Hedwig, que vive en una habitación azul, bajo la cama de su hermana Medina, una prostituta que cada noche recibe a los clientes en la habitación. Ninguno de ellos sabe de la existencia de Hedwig bajo la cama. La niña lo oye todo pero lo único que puede ver son los pies de los hombres. Con la ayuda de su fértil imaginación, Hedwig aprende a interpretar el mundo a través de la contemplación de esos zapatos que son su único contacto con el mundo adulto. Medina intenta proteger a la pequeña del exterior, y de..." y hasta aquí puedo escribir lo que reza la contraportada, porque si sigo escribiendo os estropearé el final del libro como me pasó a mí. Este es un ejemplo del daño que puede hacer el texto de algunas contraportadas, y más en este caso que en lugar de orientar te desorienta y además estropea el final del libro haciendo que lo sepas antes de empezarlo.

La historia de Hedwig comentada en la contraportada es sólo parte de una historia dentro de otra historia que es la novela en sí. Una novela sobre la soledad, con muchos personajes que se sienten solos y pocos que lo reconozcan. Al principio te desconcierta porque no estás leyendo lo que esperabas: una mujer que hacen picnic sobre la tumba de su madre, un padre que colecciona osos a los que habla como si fueran personas... pero luego te envuelve en las historias dentro de la historia. El conjunto es bueno, pero por partes tiene sus incongruencias que no voy a comentar para no estropear su lectura más aún. Se deja leer, te hace pensar, pero me parece una novela inconclusa, como que te sirvan una bebida en chupito en lugar de un vaso largo: sabe igual, pero se queda corto y depende del momento querrás más o no.

El Jinete de Bronce (Paullina Simons)


En aquella tarde aún cálida de Leningrado, ambos jóvenes intercambiaron por primera vez un poema de Pushkin, "El jinete de bronce", quizá sin querer creer todo lo que estaba ocurriendo: "Había un tiempo, nuestras memorias guardan sus horrores frescos y cercanos a nosotros, de este relato que ahora os cantaré, gentiles lectores, y será un relato doloroso". Delicadas palabras que no tardarían en diluirse con la efímera belleza de un minuto compartido, para convertirse en el más oscuro de los presagios.

Leyendo la contraportada poco te puedes enterar de este libro de 835 páginas que se lee volando. El 2 de Junio de 1941 Rusia entraba en guerra con los alemanes de Hitler, mientras que dos jóvenes se conocen y empiezan a enamorarse en Leningrado. Ella una pipiola primeriza y él un soldado del ejército ruso con muchos secretos. Parece una historia cursi, pero si lo fuera no habría sido capaz de acabar sus más de ochocientas páginas. Entre el romance de Tatiana y Alexander vamos conociendo el comunismo ruso que imperaba entonces, tanto lo bueno como lo malo, tirando más hacia lo malo. Conoceremos Leningrado y sus calles de entonces, por los paseos que dieron la pareja, y por el asedio a Leningrado, relatado con toda su crudeza de forma magnífica haciéndonos sentir intensamente el frío, el hambre, las sirenas de los bombardeos...
Una novela de amor en tiempos de guerra que te hace enamorarte de sus personajes, que te hará llorar si te dejas llevar tanto como me ha hecho llorar a mí, que muestra lo duro del comunismo del "camarada" Stalin y de la II Guerra mundial en territorio ruso, y que para mi gusto sólo flojea en la repetición de las escenas sexuales, pues hay una parte del libro en el que apenas pasa nada, sólo polvete tras polvete que podrían haberse resumido en menos páginas. Aún así esta parte no ocupa ni el 5% de la novela.
En resumen, una delicia agridulce muy bien escrita de la que hay dos partes más, probablemente no tan buenas o emotivas como ésta, pero ya caerán y contaré.

jueves, 13 de mayo de 2010

HIJO DE BRUJA (Gregory Maguire)


Si “Wicked, Memorias de una bruja mala” nos contaba genialmente la vida de Elphaba, la Bruja Mala del Oeste del clásico Mago de Oz (sí, la bruja que mató Dorothy con el cubo de agua), “Hijo de bruja” nos narra del mismo modo la vida de Liir, el supuesto hijo de la Bruja.

Probablemente rompa los esquemas de más de uno que se quedó anclado en los zapatitos de rubíes para volver a Kansas (que realmente en la novela original son zapatos de plata) al decir que hay una novela entera sobre esa malísima bruja. Tuvo tanto éxito que se hizo en Broadway un musical sobre la misma.

Hijo de bruja es otra gran colección de metáforas de la sociedad actual como su predecesora, igualmente subversivo, aunque trata algo menos la opresión de las clases. A través de la vida de Liir vamos leyendo críticas a las dictaduras, a los gobernantes marionetas, la religión como opio del pueblo e incluso me atrevería a decir que he visto una crítica al Vaticano y al Papado.

Tiene una lenta lectura al principio (no sé si porque empecé a leerlo en pleno camino de Santiago y no tenía la mente en la lectura o si sería por el mismo libro) donde alterna dos épocas separadas por unos diez años, para luego mantener una única línea temporal. Es ahí cuando ya empiezas a engancharte a las vicisitudes de un personaje que casi puedes llegar a odiar de bobalicón que es de niño y ver después que te están contando cómo va madurando, cambiando y llegar a forjarse una personalidad real. Me asombró mucho poder observar una evolución de personaje tan clara conforme van pasando los años en tan pocas páginas (443 en la edición de bolsillo), todo en una novela llena de constantes metáforas, pasajes en ocasiones macabros, bucólicos en otras, de sexualidad palpable pero no muy manifiesta...

Liir vivirá además rodeado de otros muchos personajes pintorescos. Algunos conocidos como Glinda, la pija “bruja” del Norte; Dorothy, repelente como ella misma; el Espantapájaros... incluso hay un cameo de Tip y la bruja Mombi (de los que sí escribió L. Frank Baum en alguno de sus libros sobre Oz).

Un cuento para adultos que ya tiene continuación en inglés: “A lion among men”. Esperemos que sea traducido, porque parece ser que de todas las novelas de este autor sólo nos han llegado en castellano ésta y su predecesora. Una pena porque son también revisiones de cuentos de nuestra infancia, como la cenicienta (Confessions of an ugly stepsister) o Blancanieves en tiempos de los Borgia (Mirror Mirror).

En resumen, una buena segunda parte con un personaje del que puedes llegar a encariñarte (más al final, eso sí); una novela fantástica espejo metafórico de muchas situaciones de la sociedad real.